Los niños aman los juegos digitales y online. En
ocasiones, podría parecer que están hipnotizados
y abrumados mientras juegan – como en un estado
de trance. Esto puede hacer difícil el momento
de poner fin a las partidas. Los juegos están diseñados
para tener tal efecto en los gamers.
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Si te preocupa que tus hijo/as estén dedicando
demasiado tiempo a los juegos, considera los siguientes
puntos:
• Tu hijo/a ¿sigue teniendo hobbies y realizando actividades
en su tiempo libre ajenas al videojuego?
• ¿Pareciera ser que tu hijo/a solo es feliz mientras
juega?
• ¿Está comiendo y durmiendo bien? ¿Ha cambiado
su estilo de vida de forma poco saludable debido al
exceso en el tiempo de juego?
• ¿Está perdiendo amigos o dejando de lado otros
intereses al priorizar los videojuegos?
• ¿Has notado un impacto negativo en sus tareas
escolares?
• ¿Crees que tu hijo/a se ve más irritado, agresivo,
deprimido de lo que solía estar antes de jugar videojuegos
regularmente?
El tiempo frente a la pantalla no es el único factor
decisivo al analizar si los videojuegos son problemáticos
o adictivos para tu hijo/a. Cuando se trata
de estos problemas, el factor más importante es el
nivel de prioridad que los videojuegos representan
en la vida de un niño o niña. Si el juego se ha vuelto
la prioridad número uno, deberías estar atento/a
y establecer reglas estrictas para medir el tiempo
de juego, asegurando que tu hijo/a tenga energía
y tiempo suficiente para mantenerse creativo y
social de otras maneras. Pueden disfrutar de los
juegos y mantenerse a salvo si tienen diversos intereses
y motivos de los que estar orgullosos.
La prevención es mejor que la cura: incluso si tu hijo/a no muestra problemas recurrentes, es recomendable tener reglas claras establecidas para disfrutar de los videojuegos de forma sana. Por último, ¡no entres en pánico! La adicción a los videojuegos es algo poco común entre niños.